jueves, 21 de junio de 2012

HABLEMOS DEL CAVA..........

Mucho han cambiado las cosas desde que aquel monje francés, Dom Perignon se diera cuenta de que los vinos sufrian una segunda fermentación dentro de la botella. Y no sólo esto sino que tambien descubrió que los burdos tapones de barro y paja que cerraban las botellas no eran suficientemente seguros para soportar las atmósferas de presión que se agolpan en el interior del vidrio, por lo que decidió utilizar corchos y con los corchos se sigue trabajando.

          Durante años las variedades utilizadas para la elaboración de cavas fueron macabeo, x´arello y perellada, estas últimas de gran cultivo en Cataluña, iniciadora en la producción y venta de vinos espumosos en nuestro país.
          Las nuevas técnicas, las inquietudes de algunos cavistas y la posibilidad de encontrar variedades distintas a las tradicionales con la garantia, por otra parte, de conseguirlas certificadas y libres de virus, hicieron posible que la chardonnay e, incluso la pinot noir fuesen tambien, protagonistas de un producto final lleno de historia, envuelto en fiestas, celebraciones, trajes de gala, compañero inseparable de las largas noches de fin de año, y vigilado por todas las miradas ante cada apertura de botella en la que los ojos se achinan, esperando el taponazo-cual pistoletazo de salida-que dará paso a la realización de los sueños ansiados de cada fiesta.

         Y si Cataluña es la primera en la elaboración de cavas, comunidades del resto de la geografia nacional, no han permanecido pasivas ante una posibilidad real. Aragón, Valencia, Extremadura,....han sacado a la luz nuevos vinos espumosos que van tomando posiciones en el dificil mundo de la competencia de un mercado que sigue dominado por las grandes compañías, pero que se han resentido en los últimos años por la mayor acción comercial de los pequeños cavistas que ofrecen productos muy dignos a unos precios más económico, en la mayoría de los casos, pues no soportan gastos tan grandes de estructura de empresa.

       ALGUNOS CONSEJOS PRACTICOS PARA SU CONSUMO.

               Beber el cava es un verdadero arte nada fácil y algo complejo. Pero antes de pasar a dar algunos consejos para ello, es necesario recordar que conviene conservar el cava muy poco tiempo en el domicilio particular, es mejor ir comprándolo a medida que vaya haciendo falta para su consumo.
               Las altas temperaturas de algunas viviendas sobre todo en invierno, nada ayudan a su buena conservación. Lo mismo ocurre con la iluminación que ha de ser discreta, una humedad relativa, una buena aireación del lugar donde se guarden y el riguroso aislamiento de olores o perfumes de cualquier tipo.
               Cuando hayamos seleccionado el cava y nos dispongamos a deleitarnos con él, conviene que tengamos presentes ciertas normas. Es muy importante la temperatura a la que debe servirse, la norma aqui es taxativa, ha de oscilar entre los 6 y 8 grados como máximo.

               Los expertos más exigentes incluso establecen tablas de servicio del cava en función del tipo del que se trate, y asi mantienen que para el BRUT NATURE, la temperatura exacta ha de ser de 7 grados; mientras que los demás se tomarán a 6 grados el brut, 5 el seco, y 4 el semiseco, digamos fresco pero no helado, es suficiente.
               En cuanto a la forma de enfriarlo el método más aconsejable parece ser que es el más tradicional, es decir en un cubo de hielo y durante 30 minutos el cava irá acercándose a la temperatura ideal para ser consumido.
               Si el enfriamiento se produce en el refrigerador o nevera, mantendremos el cava durante una hora y media. Es importante que se llegue a la temperatura deseada con lentitud y nunca de una forma brusca, es por esto que pondremos la botella en la parte inferior del frigorífico..
              En lo que se refiere a la forma de descorchar la botella, los más meticulosos sostienen que hay que hacerlo de forma discreta, girando el corcho con lentitud para que el carbónico no se desprenda de una forma violenta. Pero lo cierto es que es dificil renunciar al tradicional "bum" que siempre parece simbolo de alegria y de fiesta. Por último las copas son el eslabón final de este bonito arte de beber cava.
              Parece ser que los franceses, no olvidemos que fue un monje francés quien inventó el champagne, al comienzo utilizaban la copa flauta para beber el vino espumoso. Poco a poco se fueron cansando de que cada vez que servian una copa la espuma se acumulase entre el vidrio y no fuese muy fácil su servicio, por lo que se adoptó la copa que durante años estuvo presente en todas las mesas: la de boca ancha y panzuda de forma.
              Desde no hace muchos años, se ha vuelto a la copa tipo tulipa, que sin ser tan estrecha como la flauta si que es muy aconsejable para beber el cava pues conserva mejor los aromas y el bouquet perfecto de, sin duda uno de los mejores inventos de la humanidad: EL CAVA.